La sauna, con una temperatura entre 80 y 90 º y una humedad mínima por debajo del 5%, actúa sobre el organismo y nos aporta múltiples beneficios, además de relax y bienestar.
El calor es el alma curativa de la sauna. La sauna actúa sobre nuestro organismo y nos aporta relax y bienestar, a una temperatura entre 80 y 90 º y una humedad mínima por debajo del 5%. La sauna mejora la circulación sanguínea y debido a su efecto relajante de la musculatura, puede ayudar a reducir la ansiedad y el estrés ligados a la vida diaria.
Destacamos los siguientes beneficios:
Activa la circulación sanguínea, regula la tensión y, al liberar las vías respiratorias, ayuda a la descongestión nasal.
Gracias al efecto relajante de la musculatura, puede ayudar a reducir la ansiedad y el estrés asociados a la vida diaria.
Efecto diurético. La eliminación de líquidos ayuda a reducir la celulitis y las adiposidades.
Limpieza profunda de la piel. El calor abre los poros y elimina impurezas, toxinas y bacterias.
Tonifica, relaja y aporta elasticidad a la piel.
Mejora el sistema locomotor y articular y es también un buen aliado contra la artritis.
Conviene tener en cuenta:
Hay que ducharse antes de entrar.
No se puede entrar con reloj, pulseras, etc.
Recomendación de tiempo: máximo 10-15 minutos seguidos sin salir a refrescarte.
Lo ideal es irse girando para que todo el cuerpo esté a la misma temperatura.
Es necesario respirar por la boca y no por la nariz.
No es aconsejable entrar en ayunas o después de beber alcohol.
Al finalizar, es importante beber agua suficiente para contrarrestar la pérdida de fluidos.
No es aconsejable para embarazadas, personas con problemas cardíacos y niños menores de 12 años.
Reserva ahora